Todos los días hábiles entre 9 y 11 de la noche escucho como los alcohólicos anónimos en vías de recuperación entonan cantos religiosos acompañados de guitarra y flauta.
Las ideas se juntan empujandose unas a otras para poder pasar y dominar por un segundo al ser consiente causando un agudo dolor de cabeza. Esa reacción causa una incapacidad temporal para relacionarse con el resto del mundo.